Una salida violente
Sabes que no hay otra opción: si quieres salir de aquí, tendrás que abrirte paso a la fuerza. Tomas cobertura detrás de una estatua y preparas tus puños. Dos guardias se acercan, alertados por el ruido.
Aprovechas la distracción y atacas. Logras noquear al primero con un golpe certero. El segundo intenta electrocutarte, pero lo derribas con una llave de lucha. Sin perder tiempo, corres hacia la salida mientras suenan las alarmas.